Vamos a partir de un escenario en el que conducimos nuestras acciones desde el papel que creemos que define nuestra feminidad, y nuestra autopercepción está sesgada por patrones o estereotipos asignados que nos limitan. Entonces, comenzamos a detectar que nuestro entorno se contrapone con nuestro deseo de ser nosotras mismas, y así llegamos a cuestionarnos, quién soy, quién quiero ser.

En nuestro día a día nos sumergimos en una convivencia en donde enfrentamos situaciones que parecen normales pero no lo son. A diario vivimos el reto de ser conscientes de nuestro potencial para lograr lo que nos proponemos, dejando a un lado prejuicios y limitaciones. Pero contrario a esto, esas barreras nos hacen sentir mal con nosotras mismas en diferentes aspectos de nuestra vida, en el trabajo, en nuestro negocio, en nuestras relaciones sentimentales, sociales y familiares. Nos cuestionamos todo lo que pudimos haber hecho, nos culpamos o culpamos al otro, y decimos – quisiera poder hacer algo para cambiarlo – entender, cambiar, actuar.

En cada aspecto de nuestras vidas tenemos algo que contar sobre nuestro rol como mujeres y ese trabajo de conciencia y acción que necesitamos cuando nos enfrentamos con los problemas de género. Aquí es donde surge un concepto clave: el empoderamiento femenino.

El Empoderamiento de la Mujer es un proceso a base de estrategias, en el cual, las mujeres debemos obtener el poder para participar en términos de igualdad a los recursos y el control de todo tipo de situaciones y circunstancias de nuestro entorno que incidan directamente en nuestra vida. El Empoderamiento de la Mujer abarca el acceso a los recursos físicos, humanos, intelectuales y financieros, así como cambios estructurales en las creencias, valores, reconocimiento, toma de decisiones y actitudes de la sociedad.

En este proceso, las mujeres debemos adquirir y fortalecer nuestras capacidades, crear estrategias y tener un papel principal tanto en el plano individual como colectivo. El objetivo es alcanzar una vida autónoma en un entorno igualitario y tener el poder de decidir libremente en todos los aspectos de nuestra vida personal, social y profesional.

El término empowerment o empoderamiento de las mujeres, como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas en Beijing (1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder.

Es verdad que todavía nos encontramos en desventaja en cuanto a barreras estructurales de género y este es el mayor reto que tenemos para generar una visión crítica sobre este sistema, equilibrarlo, transformarlo desde la conciencia para cambiar los papeles y estereotipos asignados por el género a los sexos, en todos los estratos sociales.

Históricamente la participación de la mujer en la toma de decisiones, la política, cultura y liderazgo, ha sido desplazada; y aunque esto se ha venido transformando lentamente, debemos aprender a seguir generando estrategias de empoderamiento que nos ayuden a romper esas barreras que nos limitan.

La ONU Mujeres (Agencia de Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres), señala el empoderamiento económico: “Las mujeres siguen sufriendo de manera desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación. La discriminación de género implica que a menudo las mujeres acaban desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos. La discriminación también reduce el acceso a bienes económicos como la tierra y los préstamos y limita su participación en el diseño de políticas sociales y económicas. Otro aspecto a considerar es que el grueso de las tareas domésticas recae en las mujeres, por lo que suelen tener poco tiempo libre para aprovechar oportunidades económicas.”

“El Empoderamiento de la Mujer es un proceso a base de estrategias en el cual las mujeres debemos obtener el poder para participar en términos de igualdad a los recursos y el control de todo tipo de situaciones y circunstancias de nuestro entorno que incidan directamente en nuestra vida.”

La escasa participación de la mujer en la economía no puede más que restar al desarrollo sostenible, ya que en este propósito no se puede dejar a nadie atrás. Las mujeres son fundamentales para encontrar los desafíos y superarlos.

Conocer y aprender a detectar los modelos culturales y éticos, las huellas que nos ha dejado la historia, nuestro entorno familiar, el lugar donde nacimos, para entender nuestra identidad y auto percepción, es uno de nuestros principales retos, que nos enfrentará con nosotras mismas y con una nueva visión acerca de todo lo que podemos hacer.

Sabemos que en un entorno familiar en el que prevalecen las tradiciones patriarcales no siempre es fácil distinguir con claridad el desequilibrio de género que se ha normalizado y que afecta profundamente nuestra conciencia. En nuestra comunidad, localidad y vida social, debemos comenzar con acciones de empoderamiento. Empezar desde nuestro entorno más cercano nos dará la fuerza de seguir este camino de desarrollo y crecimiento personal, hasta alcanzar estratos que nos permitan avanzar hasta donde queramos llegar.

Los aspectos culturales que nos detienen y que se encuentran arraigados históricamente, deben deconstruirse conforme a nuestro objetivo de empoderamiento; eso no significa ser desleal, todo lo contrario, significa, transformar nuestra propia identidad para ser leales con nosotras mismas, y así, incidir en la sociedad plenamente.

Cada momento de nuestro proceso de empoderamiento implica un trabajo consciente, que no está peleado con nuestra capacidad para desarrollar diferentes actividades sociales. Debemos vencer la falsa idea de cumplir un solo papel asignado al género, porque podemos ser lo que queramos ser y de la manera que queramos, con autonomía y plena decisión, ser madre, esposa, empresaria, líder, artista, hija, amiga, y así nunca olvidar nuestro potencial. Todo se puede.

¿Cómo empiezo, cuál es el primer paso?

Es un trabajo personal y constante, de desarrollo personal; creer, actuar y aunque parezca reiterativo, y puede ser que lo hayamos escuchado muchas veces, debemos motivarnos constantemente, encontrar dentro de nosotros la fuerza y acercarnos a las personas correctas. Creer en todas las opciones que profesionalmente somos capaces de realizar porque nuestra capacidad, no es cuestionable, es una opción real. Esto nos llevará a tomar acciones que nos permitan influir en cambios sociales a gran escala, realmente tomar parte de la sociedad para incidir en ella.

Siempre, debemos recordarnos nuestros más profundos deseos, nuestro impulso interior. Subrayar la problemática no es aceptar una condición desfavorable que existe por decisión propia, hablamos de un problema social estructural, pero debemos ser conscientes de qué manera nosotras mismas nos limitamos. No hacer nada contribuye al problema; es una problemática social que afecta en nuestra conciencia, pero hoy podemos cambiarlo.

Trabajar en estrategias de empoderamiento es crear las acciones que nos fortalezcan y permitan llevar nuestras capacidades a la luz. Emprender estrategias de empoderamiento debe permitirnos continuar en el camino que busca la equidad, beneficia a la sociedad y crea convivencias sanas. Se trata de fortalecer toda la materia de la que estamos conformadas, porque nuestras capacidades se extienden más allá del poder intelectual, estamos conformadas por tanto que somos capaces en la misma medida de dar tanto al mundo.